Eran
un acontecimiento religioso e inclusive en algunas familias algo supersticioso,
se solía realizar antes de que el bebe cumpliera un mes, algunos en sus
primeros días de nacido. Durante el ritual se recitaban una serie de oraciones
tales como el padre nuestro y el credo, por lo general el padrino era el que
colocaba el agua, por lo que este debía de preguntar tres veces previo al
nombre del niño o la niña la palabra ¿Quiere ser cristiano? Y los presentes
como era de costumbre responder con voz firme: ¡Si quiere ser cristiano!
De
esta manera se cumplía con las tradiciones familiares, de la sociedad y de la
iglesia, a demás de protegerlos de otros aspectos supersticiosos como por
ejemplo: el Maldeojo, entre otros…
Posterior
a la postura del agua, se solía hacer un brindis con una bebida típica de la
época llamada Lucemao, bebida a Base de anís combinado con otros licores, la
bebida servía de estimulante para comenzar con la fiesta o parranda. El Lucemao
como es conocido era la principal bebida utilizada por las familias para
celebrar el nacimiento de un hijo.
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