jueves, 29 de diciembre de 2016

Galeno (129-c. 199)





Galeno (129-c. 199), fue el más destacado médico de la antigüedad después de Hipócrates. Sus estudios sobre la anatomía de los animales y sus observaciones sobre el funcionamiento del cuerpo humano dominaron la teoría y la práctica de la medicina durante 1.400 años. 

Galeno nació en Pérgamo, Asia Menor (entonces parte del Imperio romano), de padres griegos. En el templo de su ciudad dedicado al dios de la salud Asclepio, el joven Galeno observó cómo se empleaban las técnicas médicas de la época para tratar a los enfermos o heridos. Obtuvo su formación médica en la cercana Esmirna, y a continuación viajó mucho ampliando sus conocimientos. Alrededor del año 161 se estableció en Roma, donde alcanzó gran renombre por su habilidad como médico, sus disecciones de animales y sus conferencias en público. Alrededor del año 169 el emperador Marco Aurelio le nombró médico de su hijo, Lucio Aurelio Cómodo.

Galeno diseccionó multitud de animales, en especial cabras, cerdos y monos, para demostrar cómo los distintos músculos son controlados a diferentes niveles de la médula espinal. Desveló las funciones del riñón y la vejiga e identificó siete pares de nervios craneales. 

También demostró que el cerebro controla la voz y que las arterias transportan sangre, poniendo fin la idea vigente durante cuatrocientos años de que lo que transportaban era aire. Galeno describió también las válvulas del corazón, e indicó las diferencias estructurales entre las arterias y las venas, pero no llegó a concebir la circulación de la sangre. En su lugar, defendió la errónea creencia de que el órgano central del sistema vascular era el hígado , y que la sangre se desplazaba desde el hígado hasta la periferia del cuerpo para formar la carne.

Galeno también alcanzó gran renombre en su tiempo como filósofo. En su tratado Sobre los usos de las partes del cuerpo del hombre compartía la opinión del filósofo griego Aristóteles de que nada en la naturaleza es superfluo. La principal contribución de Galeno al pensamiento filosófico fue su idea de que es posible comprender los designios divinos estudiando la naturaleza.

Sus observaciones sobre la anatomía fueron su aportación más duradera. Sus escritos médicos, traducidos por pensadores árabes durante el siglo IX, gozaron de una gran consideración entre los médicos humanistas de la Europa del renacimiento. Durante su vida escribió alrededor de quinientos tratados sobre medicina, filosofía y ética.

Bilis, líquido ácido, neutro o ligeramente alcalino segregado por el hígado y vertido mediante un conducto en la vesícula biliar, donde es almacenado y desde donde es liberado hacia el duodeno a medida que es necesario. Tal y como se produce en el hígado, la bilis consiste en un líquido acuoso, poco denso, al cual la vesícula biliar le añade una secreción mucosa para formar una sustancia compleja más densa y más viscosa, constituida por sales y sales biliares, proteínas, colesterol, hormonas y enzimas. La vesícula biliar devuelve el agua que contiene sales y otros materiales a la circulación, y concentra el complejo aún más mediante la reducción de las sales biliares a una décima parte. Estas sales biliares son sintetizadas por el hígado a partir de colesterol. Alimentos como las grasa, la yema del huevo y los alimentos ricos en colesterol dan lugar a la producción de una bilis concentrada, que junto con secreciones procedentes del páncreas, son descargadas en el duodeno para promover la digestión, estimular los movimientos peristálticos y la absorción, y para eliminar el exceso de colesterol y los productos de degradación procedentes de los glóbulos rojos que son demasiado viejos. La hemoglobina contenida en estas células que se desintegran, se degrada con rapidez para dar lugar a bilirrubina, que es un producto de color amarillo rojizo, predominante en la bilis de los animales carnívoros y omnívoros, y biliverdina, pigmento verde que aparece en la bilis de los animales herbívoros. En condiciones normales, el hígado elimina estos pigmentos con eficacia.

Ciertas condiciones producen incapacidad para excretar la bilis, y esta situación puede dar lugar a alteraciones serias, tales como la ictericia. En personas obesas e inmovilizadas, en mujeres gestantes, y en los casos en que se obstruye el flujo de bilis, pueden formarse piedras en la vesícula como consecuencia de la precipitación de la bilirrubina junto con calcio y colesterol. Con frecuencia, este estasis o retención de bilis coexiste con la inflamación y la infección de la vesícula biliar; este hecho puede alterar la concentración de los componentes de la bilis y conducir a la producción de detritos, en torno a los cuales puede precipitar la bilis y sus componentes, lo cual puede bloquear el conducto común de la bilis y reducir o interrumpir el flujo de bilis. La inflamación y la infección, junto con la regurgitación consiguiente de bilis en el hígado, puede producir daños en este órgano, dando lugar a veces a la aparición de cirrosis.

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