domingo, 27 de diciembre de 2015

La convivencia y disciplina: Una experiencia contada desde el aula

La convivencia y disciplina.
Una experiencia contada desde el aula

 Profesora Raquel Figueroa Pulido
Docente de aula de la U.E.B Gran Colombia-Caracas
Raquelfigueroaipc06@yahoo.com
Raquel-figueroa@hotmail.com
raqueljfp@cantv.net
Si se enseña desde el potencial humano del niño, si el maestro alcanzara enseñar desde la transformación holística y no justamente a partir de la capacitación del conocimiento, la práctica educativa fuera diferente.
Raquel F.P
            Generalmente lo que priva  en la formación del docente a pesar de las teorías y grandes reflexiones sobre educar en valores es el carácter técnico de la enseñanza, en el que la acción pedagógica del docente en el aula de clase se convierte  en pautas  que indican los textos escolares y los esquemas ya trazados  privilegiando al memorismo como estrategia para alcanzar el aprendizaje. Justo en este contexto, se comprende y practica la disciplina como el desarrollo de un comportamiento mecánico; que necesita un estímulo para conectar una respuesta a la conducta que se quiera lograr, sin tomar en cuenta los sentimientos, las emociones, la realidad social del niño y niña. En ese sentido, la disciplina deja de ser una vía conciente para la formación de la vida y se convierte en el control del comportamiento, basado en el entrenamiento y adoctrinamiento de la conducta escolar.
            Sin embargo, hay quienes opinamos que no valen los análisis, investigaciones y reflexiones dejándolos en un simple ejercicio teórico, si los mismos no están conducidos con la voluntad,  el deseo y la acción profunda de cambiar desde el ser y de convertir la escuela, desde el aula de clase, en un espacio de convivencia para la transformación de vidas individuales y colectivas. 
  
            Precisamente, sobre esta visión se marca mi experiencia, que desde el año 2003, estoy vivenciando desde el aula de clase de una escuela del Municipio Libertador-Caracas. Desde este espacio, los valores han sido los pilares que han sustentado la convivencia y la disciplina como la práctica educativa de los niños y niñas así como mi riqueza profesional y  personal como docente que guía esta experiencia. 
            ¿Qué conflicto impulsó la experiencia?
            El primer aspecto fue la visión que los padres y representantes tenían de la carrera docente: lo comprendían como los cuidadores de sus hijos por un determinado tiempo del día; y el espacio escolar se convertía en guardería.
            El segundo aspecto partió del exiguo sentido de convivencia que transferían los niños desde sus núcleos familiares, en el cual los hechos de violencia  estaban a la orden del día en el salón de clase.
            El tercer aspecto privó el bajo rendimiento escolar, donde una de las causales fue la falta de atención a las actividades pedagógicas.
            El cuarto fue la indisciplina, convirtiéndose en un problema que afectaba la enseñanza y la relación profesor-estudiante. Es decir, la disciplina se convirtió en un conflicto de concepto y práctica para mí como docente.
            El quinto aspecto marca la referencia conflictiva sobre el papel  que debía eximir para buscar orientación  correcta a la situación.
            Diagnóstico del contexto que ayudó ir a una experiencia de cambio:
            Se implementó un análisis del grupo sobre la condición social, económica y cultural para intentar comprender la realidad, describir los hechos en el que se desarrollaban los acontecimientos, la relación de los padres y representantes con el niño y la escuela y sobre todo la reflexión de la realidad docente en la construcción de valores centrada en los hechos vividos. Los resultados declararon las cinco primeras reflexiones:
  1. La enseñanza se hallaba sobre una situación vacía de sentimientos, afecto y valores humanos, en el cual los mismos se desarrollaban de manera teórica tal como lo contempla las leyes, es decir; el derecho formal. Se tenía una visión cognitiva del aprendizaje, en otras palabras, la actividad sobre el procesamiento de la información.  
  2. Se practicaba una disciplina con un sentido autoritario y con connotaciones negativas sin darle al niño un razonamiento lógico y sin profundización del concepto de disciplina centrada en valores. La disciplina no se enseñaba como el elemento consciente para el proceso escolar.
  3. El aprendizaje no se encontraba en un clima de sana convivencia, por lo tanto el rendimiento escolar no se lograba a plenitud.
  4. La función exclusiva de instrucción del docente sin la esencia de educar desde el ser, desde la vida. Se necesitaba una disciplina con un enfoque funcional para que el niño obtuviera sólo los elementos básicos de la lengua-escritura y de la matemática.
  5. La familia se encontraba fuera del contexto escolar y desarrollaba la disciplina como un factor de castigo en función del comportamiento del niño o niña.
Elementos centrales implementados al inicio de la experiencia:
·         La necesidad de cambiar de conciencia como docente, trabajando desde el ser y no del hacer. Educar desde la reflexión me condujo a que  trascendiera el aprendizaje de informaciones y colocara la disciplina como un pilar de construcción hacia el cambio.
·         La participación activa del niño y niña para la toma de decisiones en el aula de clase, partiendo de llegar acuerdos sobre la disciplina que se debe tener en el grupo. El protagonismo de los niños que fui propiciando fue determinante para la convivencia y de allí el sentido de la disciplina conciente para el manejo del proceso enseñanza aprendizaje.
·         La integración de los padres y representantes a construir la disciplina desde el diálogo y desde el amor.
Escenario donde se ubicó la experiencia: 
El escenario donde se realiza esta experiencia es en el Área Metropolitana del Municipio Libertador, específicamente en la U.E.B Gran Colombia que se encuentra en una de las parroquias de mayor concentración de pobreza, de economía informal y de violencia en la ciudad de Caracas.
El grupo de 38 niños y niñas oscilaban de 6 a 9 años de edad y la gran mayoría de ellos conviven sólo con la madre o la abuela.
Cómo se logró la experiencia:
  • Creando un clima emocional y de manejo efectivo de grupo de los alumnos, con el propósito de crear y mantener en las clases  una atmósfera sana y propicia para la atención y el trabajo mental intensivo, desarrollando en los alumnos hábitos fundamentales de orden, disciplina y trabajo, e inculcándoles sentido de responsabilidad.
  • Realizando reuniones mensuales con los padres y representantes para compartir experiencias sobre los procesos de los niños. Estas reuniones se convirtieron en un compartir. Se logró establecer la vocería de padres, donde la responsabilidad fue mantener el contacto con el resto de los representantes y ayudar a otros padres en el comportamiento del hijo. El sentido de la convivencia fue para la solidaridad y el apoyo mutuo. Esto logró en el grupo de niños la mayor rapidez de comprensión del hecho disciplinario y que los avances en la lecto-escritura se dieran de manera significativa.
  • Construyendo democráticamente  las normas de convivencia en el aula.
  •  Utilizando, de acuerdo a las aptitudes del grupo,  el canto, los poemas y la dramatización como herramientas para crear un ambiente favorable a las normas de convivencia y además logrando avances en el aprendizaje.
  • Haciendo del receso  un espacio para la práctica de la convivencia y disciplina del aula hacia el resto de la escuela. La práctica del ejemplo se llevaba a los niños de otras secciones.
  • Solicitando a los niños, padres  y representantes evaluación de  mi práctica docente, la cual se convirtió en un aprendizaje constante para corregir las debilidades y enriquecer mis fortalezas.
 
Qué se logró:
·         Sustentar la educación en los principios democráticos de participación, solidaridad y convivencia. El cambio fue más allá de los niños; se tocó a los padres y representantes, logrando un gran grupo de apoyo pedagógico y ganando desde el aula la integración familia- escuela.
·         Un niño de 8 de años de edad con actuación  violenta alcanzó a través de la amistad el sentido de la disciplina y el agrado por la lectura.
·         Un niño de 9 años de edad, de padres drogadictos, rechazado al principio del año escolar por el resto  de los niños, adquirió el sentido del respeto, el hábito de la limpieza personal y el desarrollo del deseo de aprender. El trabajar esta situación en dinámicas de grupo  así como la disciplina fue fundamental para su triunfo.
·         Se logró que tres niñas entre 7 y 8 años tomaran como instrumento las  poesías para profundizar la creatividad, la imaginación y el proceso de la lectoescritura.
·         El gran sentido por defender los derechos del niño ante las personas adultas.
Las experiencias particulares deben ser una luz que ilumina la idea de los cambios.  Si hay voluntad del docente, por más dificultades que existan, se pueden lograr las cosas. Es como dice una frase: existe mañana porque hay sol, existe luna y estrellas porque hay noche. Por tanto,  existe la escuela porque hay educadores y los educadores son los que dan la luz de la vida.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario