Asma
El asma es una enfermedad crónica del sistema
respiratorio caracterizada por vías aereas hiperreactivas, es decir,
un incremento en la respuesta broncoconstrictora del árbol bronquial.[] Las vías aereas más finas
disminuyen ocasional y reversiblemente de calibre por contraerse su musculatura
lisa o por ensanchamiento de su mucosa al inflamarse y producir mucosidad, por
lo general en respuesta a uno o más factores desencadenantes como la exposición
a un medio ambiente inadecuado (frio, húmedo o alergénico), el ejercicio o
esfuerzo en pacientes hiper-reactivos, o el estrés emocional. En los niños los
desencadenantes más frecuentes son las enfermedades comunes como aquellas que
causan el resfriado común.
Ese estrechamiento causa obstrucción y por tanto
dificultad para pasar el aire que es en gran parte reversible, a diferencia de
la bronquitis crónica
donde hay escasa reversibilidad. Cuando los síntomas del asma empeoran, se
produce una crisis de asma. Por lo general son crisis respiratorias de corta
duración, aunque puede haber períodos con ataques asmáticos diarios que pueden
persistir por varias semanas. En una crisis severa, las vías respiratorias
pueden cerrarse tanto que los órganos vitales no reciben suficiente oxígeno. En
esos casos, la crisis asmática puede provocar la muerte.
El asma provoca síntomas tales como respiración sibilante
(pitos y silbidos auscultables aun sin fonendo), falta de aire (polipnea y taquipnea), opresión en el
pecho y tos improductiva durante la noche o
temprano en la mañana.
Entre las exacerbaciones se intercalan períodos asintomáticos donde la mayoría
de los pacientes se sienten bien, pero pueden tener síntomas leves, como
permanecer sin aliento - después de hacer ejercicio - durante períodos más
largos de tiempo que un individuo no afectado, que se recupera antes. Los
síntomas del asma, que pueden variar desde algo leve hasta poner en peligro la
vida, normalmente pueden ser controlados con una combinación de fármacos y
cambios ambientales pues la constricción de las vías aéreas suele responde bien
a los modernos broncodilatadores.
Clasificación
- Asma producido por esfuerzo. Entre 40% y 90% de la población asmática infantil, presenta broncoconstricción durante el ejercicio, de breve duración.
- Asma nocturna. Es otra presentación, más frecuente en pacientes mal controlados cuya mortalidad (70%) alcanza pico en la madrugada.
- Asma ocupacional
- Asma alérgica
- Asma estacional
- Asma inestable o caótica
Basada en los patrones de obstrucción bronquial medida a
través de aparatos de registro tipo Peak
Flow Meter o espirometría:
- Asma intermitente: el síntoma aparece menos de una vez por semanas con síntomas nocturnos menos de 2 veces cada mes. Las exacerbaciones tienden a ser breves y entre una crisis y la próxima, el paciente está asintomático. En las pruebas de respiración pulmonar, la PEF o FEV1 son mayores de 80%
- Asma persistente: tiene tres variedades, la presistente leve con síntomas más de una vez por semana y PEF o FEV1 >80%, la persistente moderada con síntomas diarios y PEF o FEV1 entre 60%-80% y la persistente grave con síntomas continuos, limitación de las actividades físicas y un PEF o FEV1 <60%.
Como fundamento en los niveles de control del paciente ya
diagnósticado con asma:
- Controlado: sin síntomas diarios o nocturnos, no necesita medicamentos de rescate, sin exacerbaciones y un PEF normal.
- Parcialmente controlado: síntomas diurnos o más de dos veces por semana, algún síntoma nocturno, a menudo amerita uso de medicamento de rescate > de 2 veces por semana, con 1 o más crisis por año.
- No controlado: 3 o más características del asma, con exacerbaciones semanales.
Epidemiología
El asma es una enfermedad frecuente que varía mucho de un
país a otro. Afecta alrededor del 3 al 7% de la población adulta, siendo más
frecuente en edades infantiles. Es una de las más importantes enfermedades
crónicas, es decir, de duración prolongada, en niños.
Es más frecuente en el sexo masculino en una relación de 2:1, pero al llegar a
la pubertad, esta relación tiende a igualarse. En los últimos veinte años se ha registrado un aumento en su incidencia debido
en parte a la contaminación ambiental y las consecuencias de esta, y en parte
al aumento de la población mundial. Por ejemplo, la Organización Mundial para la Salud
reportó que un 8% de la población suiza padecía de asma,
comparado con solo 2% hace 25 - 30 años atrás.
La enfermedad tiene un fuerte componente hereditario,
expresado como un antecedente familiar de rinitis, urticaria y eccema, por ejemplo. Sin embargo, muchos asmáticos no
tienen antecedentes familiares que indiquen una asociación atópica. Hasta el
momento no se ha demostrado ninguna de las hipótesis infecciosas propuestas
como origen del cuadro.
Los niveles más elevados de asma mudial, de acuerdo con
el Global INitiative for Asthma
(GINA) en febrero de 2004 ocurrieron en aproximadamente 30% de
los niños en el Reino Unido, Nueva Zelandia y Australia o 20% de los niños en el Perú, Nueva Zelandia y Austalia (varía
dependiendo del método de investigación usado para los cálculos) y
aproximadamente 25% de los adultos en Gran Bretaña, Australia y Canadá.
Hay un mayor porcentaje de fumadores y de enfermedades
concomitantes alérgicas tales como rinitis, conjuntivitis y dermatitis entre los pacientes
diagnosticados de asma alérgica que en otros pacientes.
Etiología
El asma bronquial es común en personas jóvenes con una historia clínica de catarros recurrentes, o con antecedentes familiares asmáticos. Las crisis de asma se relacionan con el consumo de ciertos alimentos o la presencia de determinados agentes alergenos.
Las causas que provocan el asma bronquial y motivan la
respuesta de los mecanismos principalmente inmunológicos se clasifican en:[1]
- Extrínsecas. Iniciada en la infancia con antecedentes familiares positivos para alergias y se asocia con una hipersensibilidad tipo 1 y otras manifestaciones alérgicas (IgE), inducidas por agentes alérgenos como el polen, lana, polvo, etc., o contaminación atmosférica, materias irritantes, variaciones meteorológicas, aspergilosis y otros. En aproximadamente 50% de los niños con asma y un porcentaje menor de adultos, la exposición a alérgenos es responsable parcial o sustancialmente de la inflamación asmática por medio de reacciones de hipersensibilidad. Las crisis son súbitas, autolimitadas y breves en duración. Cursan con buen pronóstico, responden a la inmunoterapia y a esteroides a largo plazo por vía inhalada con absorción sistémica minúscula, de modo que los efectos sobre el resto del cuerpo son virtualmente inexistentes.
- Intrínsecas o idiopática. Por lo general comienza en mayores de 35 años y sin antecedentes personales ni familiares. Se inicia por estímulos no inmunológicos, sin elevar IgE, representados por microbios, hongos, tos, trastornos psíquicos, estrés, etc.
- Mixtas. Combinación con frecuencia de naturaleza bacteriana de factores intrínsecos y extrínsecos.
Ambientales
Existen varios factores de riesgo ambientales que están
asociados al asma, sin embargo pocos han sido replicados de manera consistente
o que contengan metaanálisis de
varios estudios para poner en evidente una asociación directa. Algunos de estos
factores ambientales incluyen:
- Aire de pobre calidad, producido por contaminación automovilística o niveles elevados de ozono, tiende a estar repetidamente asociado a un aumento en la morbilidad asmática y se ha sugerido una asociación con la aparición por primera vez de asma en un individuo.
- Humo de cigarrillo ambiental, en especial por fumadoras maternas, se asocia a un mayor riesgo de prevalencia y morbilidad asmática incluyendo infecciones respiartorias.
- Infecciones virales a una edad temprana, junto con exposición a otros niños en guarderías puede resultar protector en contra del asma, aunque los resultados son controversiales y puede que esta protección aparezca en el contexto de una predisposición genética.
- El uso de antibióticos temprano en la vida puede causar la aparición de asma al modificar la flora microbiana normal de un individuo, predisponiendolo a una modificiación del sistema inmune.
- Las cesáreas tienden a asociarse con el asma con más frecuencia que el parto vaginal, aparentemente por razones similares a los antibióticos, es decir, una modificación del componente microbiano e inmunitario del individuo nacido por una cesárea.
- Estrés psicológico.
Genética
Se han asociado a más de 100 genes
con el asma, por lo menos en un estudio genético. Aunque en el estudio aún se
necesita añadir un componente de replicación genética, para el 2005,
unos 25 genes se habían asociado con el asma en seis o más poblaciones
diferentes, entre ellos GSTM1,
IL-10, IL-4, IL-13, CTLA4,
CD14,
TNF
y el receptor β-2 adrenérgico ADRB2.
Muchos de estos genes se relacionan con el sistema inmune o modulan los procesos de la
inflamación. Sin embargo, a pesar de esta
lista de genes y su posible asociación al asma, los resultados no son del todo
consistentes entre las diferentes poblaciones,
es decir, estos genes no se asocian al asma bajo todas las condiciones, sino
que la causa genética del asma es una interacción compleja de diversos factores
adicionales.
Patogenia
Vías aéreas inflamadas y
broncoconstricción en el asma.
Aunque se conoce que el asma es una condición causada por
una inflamación (del latín, inflammatio, encender, hacer fuego) persistente
o crónica de las vías aéreas, los componentes precisos de esta inflamación
están todavía por dilucidar y las causas de esta inflamación son inciertas.
Muchas células inflamatorias pueden estar implicadas e interactuar con otras de
alguna manera compleja. La activación de estas células y la subsecuente
producción de mediadores inflamatorios puede que sean de mayor relevancia que
la sola presencia de estas células en las vías aéreas.
Este proceso de inflamación crónica puede que conduzca a
cambios estructurales, tales como la fibrosis, el engrosamiento o hipertrofia del músculo liso bronquial, hipertrofia de las glándulas y la angiogénesis lo que puede dar lugar a una
obstrucción irreversible de la vía aérea.
Desde el punto de vista emocional, si bien no se ha
precisado su causa, está bien definido que las emociones del paciente toman un
papel muy importante en el desarrollo de la enfermedad. En un nivel
subconsciente el asma puede desarrollarse más en infantes que provienen de
hogares conflictivos, evidenciando de esta manera que el estrés es el principal
factor desencadenante. Es fundamental, para el enfermo de asma, llevar una vida
no solo llena de cuidados en relación a los agentes patógenos desencadenantes,
sino también cuidados en cuanto a su ambiente emocional para que su vida
transcurra sin estrés.
Inmunidad celular
Estudios iníciales en pacientes que fallecían de status asmáticas reveló una marcada inflamación del árbol bronquial con
estudios histológicos de las
vías afectadas confirman la presencia de células inflamatorias de larga data.
El uso del lavado bronquioalveolar ha demostrado que los mastocitos juegan un importante papel como
mediadores de la respuesta inmediata al alérgeno, la
inflamación de las vías aéreas y la hiperreactividad inducida por el esfuerzo y
el relacionado con alimentos. Otras células responsables de la inflamación
crónica que provocan la hiperreactividad
bronquial son los macrófagos, los eosinófilos y linfocitos T, todos ellos aparecen
activados en el asma, incluso en pacientes asintomáticos. Una línea de
linfocitos T, las células TH2, están programadas para producir
ciertas citoquinas que conducen a la característica
inflamación eosinofílica.[]
Esta programación comprende a células
presentadoras de antígeno, tales como las células dendríticas
en el epitelio de las vías aéreas. Otros
mediadores de la inflamación
producen reacciones tales como congestión vascular, edema, aumento de la
producción de moco, etc.
Sobre el epitelio bronquial se
demuestra una expresión aumentada del complejo
mayor de histocompatibilidad tipo II y otras células infiltrantes
como los monocitos. La severidad clínica del asma
tiene una cercana correlación con la severidad de la respuesta inflamatoria, lo
que sugiere una complicada interacción entre estas células y los mediadores que
generan, como la IL-3, IL-5 y el GM-CSF. Por ejemplo, los macrófagos
alveolares de pacientes asmáticos producen dos veces más GM-CSF que en sujetos
no asmáticos. La IL-4 y el Interferón gamma
son elementales en la biosíntesis de IgE.[]
Anatomia patológica
Los cambios morfológicos vistos en el asma han sido
descritos principalmente a partir de muestras de pacientes fallecidos por status asmaticus, es decir, un
síndrome agudo de asma, sin embargo, parece que la histopatología en casos no
mortales es muy similar.[1]
Macroscópicamente, los pulmones se ven distendidos debido a una sobreinflación
y pueden aparecer zonas con atelectasia. El
hallazgo más notorio es la oclusión de los bronquios y bronquiolos por gruesos tapones de moco.
Bajo el microscopio, los
tapones mucosos contienen espirales de células epiteliales
formando los llamados espirales de Curschmann, que pueden habitualmente ser
observados en el esputo de pacientes asmáticos. Además, el moco contiene cristales
de Charcot-Leyden y eosinófilos. Otra característica histológica del asma incluye un engrosamiento
de la membrana basal del epitelio bronquial, edema y un infiltrado sobre las
paredes bronquiales con prominencia de eosinófilos e hipertrofia del músculo de
la pared bronquial así como de las glándulas submucosas, reflejando una
broncoconstricción prolongada.
En el lavado bronquial de pacientes asmáticos, se
observan un número incrementado de células inflamatorias, incluyendo
eosinófilos, macrófagos y linfocitos en comparación con pacientes no asmáticos,
aún en pacientes asmáticos con funciones pulmonares normales y
asintomáticos—incluyendo pacientes con asma alérgica como con asma no
alérgica—.[]
Cuadro clínico
Los síntomas más característicos del asma bronquial son
la disnea o dificultad respiratoria de intensidad y duración variable y con la
presencia de espasmos bronquiales, habitualmente acompañados de tos, secreciones
mucosas y respiración sibilante. En algunos pacientes estos síntomas persisten
a un nivel bajo, mientras que en otros, los síntomas pueden ser severos y durar
varios días o semanas. Bajo condiciones más severas, las funciones
ventilatorias pulmonares pueden verse alteradas y causar cianosis e incluso la muerte.
Evolución
La evolución de la reacción asmática constituye un
proceso cuyas principales fases son:
- Fase temprana. Tiene lugar como reacción de los mecanismos inmunológicos o no inmunológicos frente a agentes alergenos, microbianos, etc. y se caracteriza por constricción de la luz de los bronquiolos.
- Fase tardía. Sobreviene al persistir el estado de crisis y constituye una acentuación de la misma caracterizada por edema e hiperreactividad bronquial, es decir, una fácil predisposición a la broncoconstricción.
- Fase crónica. Tiene lugar cuando el estado anterior no disminuye después del tratamiento habitual y, con frecuencia, la tos, acentúa la irritación bronquial. Ello conlleva a daño del revestimiento epitelial del bronquio, persistencia de la hiperreactividad bronquial y de moco bloqueante de las vías aéreas.
Cuando el asma o sus síntomas, como la tos,
no mejoran, es posible que se deba a:
- Algún desencadenante en el entorno del paciente, como en la casa, colegio o trabajo: polvo, animales, cucarachas, moho y el polen, aire frío, humo de tabaco, entre otros.
- Algún desencadenante ocupacional, en el cual es característico que el paciente mejore durante los fines de semana o cuando esté en vacaciones.
- El paciente no está tomando algún medicamento, incluyendo el inhalador, de la manera correcta. En algunos casos será necesario cambiar de medicamento por alguno más efectivo para el control a largo plazo.
- Puede que el asma sea más grave de lo que se piensa, por lo que los casos de asma recurrentes deben ser consultados con especialistas en asma.
- Es posible que no sea asma, sino otra enfermedad la que afecte al paciente.
Diagnóstico
El diagnóstico del asma comienza con una evaluación del
cuadro clínico, la historia familiar y antecedentes de riesgo o crisis
anteriores tomando en consideración el tiempo de evolución del cuadro y las
crisis. La mayoría de los casos de asma están asociados a condiciones
alérgicas, de modo que diagnosticar trastornos como rinitis y eczema conllevan a una sospecha de asma en pacientes con
la sintomatología correcta: tos, asfixia y presión en el pecho.[21]
El examen físico por lo general revela las sibilancias que caracterizan al
asma. Es importante evaluar si el paciente ya recibió algún tratamiento antes
de la consulta médica, así como los eventos desencadenantes de la crisis.
El exámen físico es vital, a veces no da tiempo examinar
con detalle, sin embargo se perciben las características sibilancias a la auscultación. En algunos casos severos, la
broncoobstrucción es tal que se presenta un silencio auscultatorio, sin
embargo, el resto de la clínica es tan florida por la incapacidad respiratoria
que el diagnóstico no amerita la persepción de sibilancias para el tratamiento
de estas crisis severa de asma. Esa angustia y sed de aire puede indicar una
crisis severa que amerita tratamiento de rescate inmediato para revertir el
broncoespasmo antes de continuar con el examen físico detallado. La inspección
del tórax puede mostrar tiraje o retracción subcostal o intercostal. Las
dimensiones del tórax en pacientes asmáticos crónicos varían en comparación con
niños no asmáticos, característico el aplanamiento costal. La inspección puede
revelar detalles al diagnóstico, como el descubrimiento de dermatitis alérgicas, conjuntivitis, etc.
Existen varios exámenes que ayudan al diagnóstico del
asma, entre ellas pruebas de función pulmonar, pruebas de alergia, exámenes de sangre, radiografía del pecho y senos paranasales.
Función pulmonar
Los exámenes de la función pulmonar incluyen:
- Espirometría: mide la capacidad respiratoria y velocidad de espiración y es usada para determinar la cantidad de obstrucción pulmonar. La espirometría puede ser medida después del inicio del tratamiento para evaluar la efectividad de este.
- Prueba de metacolina: usada mayormente en adultos, se hace inhalar metacolina, el cual causa que las vías respiratorias se vuelvan angostas en presencia de asma, haciendo caer los valores de función pulmonar. Los efectos de la metacolina se revierten con un broncodilatador al final de la prueba.
- Saturación de oxígeno y gasometría en casos más severos.
Radiografía
La rayos X de torax puede ser usado para visualizar los
pulmones, el corazón y los huesos del torax. El asma produce ciertas
características que pueden ser visualizados en una radiografía de torax. El
estudio radiologico se indica cuando el paciente debuta, o a todo niño asmático
conocido que tenga síntomas súbitos para descartar la posibilidad de un cuerpo
extraño, laringotraqueobronquitis,
neumonía u otras patologías, cuando la
respuesta al tratamiento es mala, cuando se ausculta sonidos agregantes además
de los sibilantes y cuando el paciente tenga un cambio en el comportamiento de
sus crisis de asma.
Las imagenes de atrapamiento de aire tienden hacia los
espacios intercostales lo que horizontaliza las costillas en la radiografía.
Como hay edema, se puede apreciar un infiltrado
rodeando los hilios pulmonares bilaterales que no es más que edema
peribronquial con tal contenido mucoso que se visualiza en la radiografía como
aumento de la trama bronquiovascular.
Tratamiento
El tratamiento convencional del asma bronquial puede ser:
Sintomático. Tiene por objeto interrumpir la crisis mediante medicamentos de
acción rápida, como la adrenalina, corticoides, oxigenoterapia, etc.
- Preventivo. Indica el uso regular de broncodilatadores, antihistamínicos, corticosteroides, terapia respiratoria, inmunoterapia específica, etc.
El tratamiento más eficaz para el asma se basa en la
identificación de los elementos que inicien la crisis, tales como mascotas o la aspirina y limitando o, de ser posible,
eliminando la exposición a dichos factores. Si resulta insuficiente evitar los
factores estimulantes, entonces se puede recurrir al tratamiento médico. La
desensitización es, por el momento, la única cura disponible para esta enfermedad. Otras formas de
tratamiento incluyen el alivio farmacológico, los medicamentos de prevención,
los agonistas de larga acción de los receptores
β2, y el tratamiento de emergencia.
Tratamiento médico
El tratamiento farmacológico específico recomendado para
pacientes con asma depende en la severidad de su enfermedad y la frecuencia en
la aparición de los síntomas. Los tratamientos específicos para el asma se
clasifican a groso modo en medicinas preventivas y de emergencia. El reporte
EPR-2 (por sus siglas en inglés Expert Panel Report 2), un protocolo para el diagnóstico y
manejo del asma, así como el reporte de otras sociedades internacionales son
usados y apoyados por muchos médicos.
Los broncodilatadores
se recomiendan para el alivio a corto plazo en prácticamente todos los
pacientes con asma. Para quienes tienen solo ataques ocasionales, no se
necesita otro tipo de medicamento. Para quienes tienen una persistencia de los
síntomas de manera moderada, es decir, más de dos crisis por semana, se
sugieren glucocorticoides
inhalados de baja concentración o, alternativamente, se puede administrar un modificador
de leucotrienos oral, un estabilizador de la membrana de los mastocitos
o la teofilina.[23]
[24]
Para los individuos que presenten crisis diarias, se sugiere una dosis más
elevada de glucorticoides en conjunto con agonistas β-2 de larga acción
inhalados o bien un modificador de los leucotrienos o la teofilina, pueden
sustituir al agonista β-2. En los ataques asmáticos severos, se puede añadir
glucocorticoides orales a estos tratamientos durante las crisis severas.
El descubrimiento en el año 2006
de que el asma puede ser causado por la sobre-proliferación de un tipo especial
de linfocito NK puede conllevar ultimadamente
al desarrollo de un mejor y más específico grupo de medicamentos. Los linfocitos T del grupo NK parece ser
resistente a los corticosteroides, una de las principales líneas de tratamiento
actual.[25]
Otras prometedoras opciones en estadíos de investigación incluyen el uso de estatinas, que son medicamentos que
disminuyen el nivel de colesterol en el plasma sanguíneo
y el uso de suplementos con aceite de pescado, para reducir la inflamación en
las vías respiratorias.
Nebulizadores
Inhalador clásico de salmeterol,
un broncodilatador.
Los nebulizadores proveen una dosis más continua y
duradera al vaporizar la medicina diluida en solución salina, el cual el
paciente inhala hasta que se administra la dosis completa. No hay evidencias de
que sean más efectivas que un spacer.
El alivio de crisis asmáticas incluye medicamentos:
- Agonistas de los receptores adrenérgicos beta2 de corta duración, tales como el salbutamol, levalbuterol, terbutalina y bitolterol. Los efectos secundarios que incluía la aparición de temblores, se han reducido grandemente con los tratamientos inhalados, que permite que el medicamento haga blanco específicamente en los pulmones. Los medicamentos que son administrados por vía oral o inyectados tienden a ser distribuidos por el resto del cuerpo, aumentando la posibilidad de la aparición de los efectos adversos, incluyendo efectos cardíacos por actividad agonista de los receptores beta1 que causan hipertensión arterial y trastornos del ritmo cardíaco. Con la salida al mercado de fármacos más selectivos, estos efectos secundarios se han vuelto menos frecuentes. Los agonistas de los receptores adrenérgicos beta2 suelen producir desensitación en el paciente, por lo que su eficacia puede disminuir con su uso crónico, resultando en la aparición de asma refractaria y muerte súbita.
- Los agonistas adrenérgicos menos selectivos como la adrenalina inhalada y las tabletas de efedrina también han sido usados. Estos medicamentos tienen efectos adversos cardíacos a frecuencias similares o menores que el albuterol. Al ser usados como medicina de alivio sintomático y no de uso prolongado, la adrenalina inhalada ha demostrado ser un agente efectivo en la culminación de una crisis asmática. En situaciones de emergencia, estas drogas se pueden administrar de manera inyectada, aunque dicha práctica ha disminuido por razón de los efectos secundarios.
- Medicamentos anticolinérgicos, tales como el bromuro de ipratropio pueden ser usados y no tienen los efectos cardíacos, de modo que pueden ser administrados en pacientes con cardiopatías, sin embargo, toman aproximadamente una hora para surtir efecto y no son tan poderosos como los agonistas de los receptores adrenérgicos β2.
- Los glucocorticoides inhalados por lo general son considerados medicamentos preventivos, sin embargo, se ha desmostrado el beneficio de 250 µg de beclometasona cuando se toma en una combinación con 100 µg de albuterol.
Agonistas β2de acción prolongada
Los broncodilatadores de acción prolongada tienen una
estructura molecular muy similar a los agonistas β2 de corta
duración, pero tienen cadenas laterales más largas lo que resulta en un efecto
de 12 horas de duración, de modo que son usados para el alivio sintomático
durante la noche, o durante las horas de trabajo laboral. A pesar de que los
individuos que usan estos medicamentos reportan una mejora en el control de los
síntomas, no son medicamentos que sustituyen el requerimiento de preventivos
rutinarios, además que por tardar en surtir efecto se puede hacer necesario el
uso de dilatadores de acción corta. En 2005,
la Administración de Drogas y Alimentos
estadounidense escribió un reporte alertando al público que se ha notado que el
uso de agonistas β2 de acción prolongada puede producir un
empeoramiento de los síntomas asmáticos y algunos casos de muerte súbita. Algunos
de los agonistas β2 de larga duración disponibles en el mercado
incluyen el salmeterol,
formoterol,
babmuterol
y una preparación oral de albuterol. Las
combinaciones de estos agonistas β2 de acción prolongada junto con esteroides inhalados se han vuelto más
comunes, la más frecuente de ellas es la combinación de salmeterol y fluticasona.
Farmacéutica
El control de los síntomas durante las crisis de asma
incluye la reducción de las sibilancias y la dificultad respiratoria, lo cual, por lo general ocurre
eficazmente con el uso de broncodilatadores de acción rápida. Se acostumbra
proveer estos medicamentos en la forma de inhaladores portátiles de dosis
medida. En pacientes más jóvenes, para quienes les resulte difícil la
coordinación de los inhaladores, o quienes encuentren difícil sostener su
respiración por los 10 segundos después de la inhalación, como las personas
ancianas, se puede recomendar el uso de un spacer, que es un cilindro plástico que mezcla el medicamento
con el aire en un solo tubo, haciendo que sea más fácil para el paciente
recibir una dosis completa de la medicina y permite que el agente activo se
disperse en porciones más reducidas e inhalables.
Estadío I
Estos son casos relativamente leves e intermitentes con
síntomas o crisis ocurriendo menos de 1 vez por semana o con síntomas nocturnos
unas 2 veces por mes, una presión
parcial de CO2 de 35 a 45 mmHg,
una presión
parcial de O2 de 80 mmHg y una FEV de 800 ml y con un
pico de flujo >50% del valor estipulado. Son casos que, durante una crisis,
se recomienda nebulizar con 3-5 ml de solución
fisiológica con uno de los siguientes broncodilatadores, con una
frecuencia de cada 4 a
6 horas:
Si no mejora se puede administrar terbutalina subcutánea
cada hora por 2 dosis o en infusión intravenosa.
Estadío II
Estos son casos relativamente leves pero persistentes con
síntomas o crisis ocurriendo más de 1 vez por semana pero menos que 1 vez por
día o con síntomas nocturnos más de 2 veces por mes, una presión parcial de CO2
de 35 mmHg, una presión parcial de O2 entre 60 y 80 mmHg y una FEV
entre 300 - 800 ml y con un pico de flujo <50% del valor estipulado. Son
casos que, durante una crisis, se recomienda nebulizar igual que el Estadío I y
si no mejora se utiliza:
- Aminofilina diluida en solución fisiológica por vía intravenosa cada 4 a 6 horas o por infusión continua, a juicio del profesional de salud tratante.
- Los casos de intoxicación por aminofilina son frecuentes en pacientes que reciben teofilina oral extrahospitalaria, en pacientes con EPOC, cardiopatías, ancianos y pacientes con enfermedad del hígado crónico. Se puede utilizar 3 o 4 dosis de adrenalina.
Estadío III
Estos son casos moderados que requieren el uso de
beta-miméticos a diario o con alteración de su actividad física a diario y
síntomas nocturnos más de 1 vez por semana, una presión parcial de CO2
de 40-45 mmHg, una presión parcial de O2
menor de 60 mmHg y con un pico de flujo <30% del valor estipulado. Son casos
que, durante una crisis, se recomienda nebulización y aminofilina igual que el
estadío II y si no mejora se utiliza:
- Esteroides parenterales, como la hidrocortisona o metilprednisolona
- Esteroides inhalados como el dipropionato de beclometasona o el budesonid
- Esteroides por vía oral, como la prednisona.
Estadío IV
Estos son pacientes en franca insuficiencia
respiratoria, cianosis, tórax silencioso a la auscultación y un esfuerzo inspiratorio
débil. El tratamiento suele ser similar al estadío III con intubación
endotraqueal y ventilación mecánica.
Pronóstico
En la mayoría de los casos de asma, la enfermedad produce
intérvalos de dificultad respiratoria y asfixia, lo cual puede ser desalentador
o incluso discapacitante para el paciente y no mortal. Con el tratamiento
adecuado y la observancia de las recomendaciones terapéuticas, los pacientes
con asma pueden mantener una vida productiva. Ocasionalmente, la enfermedad
desaparece espontáneamente. En sus formas más severas, la hiperinflación
pulmonar puede progresar en el tiempo hasta eventualmente causar enfisema. Las infecciones bacterianas
superimpuestas al asma pueden conllevar a bronquitis crónica,
bronquiectasis o neumonía. En algunos casos menos
frecuentes, especialmente en pacientes adultos, el asma no controlada puede
producir cor pulmonale e
insuficiencia
cardíaca.[]
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