Batallas de Venezuela
Simón Bolívar, El
Libertador, prócer que dedico su vida para romper las cadenas de una buena
parte de la América del Sur,
tuvo una actuación bélica bastante amplia.
Sus luchas militares se
desarrollaron desde 1813 a 1823, recorriendo desde Venezuela hasta el
Perú en sangrientos combates contra los españoles.
Vivió con el principio de que
la libertad es un valor, que es
mejor morir en libertad que vivir en esclavitud. Soñó con la democracia como expresión para la organización política y que esta debe hallar el equilibrio entre las exigencias de la libertad, estabilidad y la eficacia o se producirá la anarquía.
Pocos hombres podrían
vanagloriarse de haber recorrido tan largas sendas en aras de la libertad.
Durante la guerra de Independencia de Venezuela, se libraron muchas batallas, a continuación hablaremos de
las que se pudieron discernir como tales.
BATALLA DE AYACUCHO - 9 DE DICIEMBRE DE 1824
El 6 de diciembre llegó el
Ejército Unido a la pampa de Ayacucho, en las cercanías del pueblo de Quínua
(Perú), donde el general Antonio José de Sucre lo distribuyó con el siguiente
dispositivo: la división Córdoba (4 batallones) en el ala derecha; la división
La Mar (4 batallones) en la izquierda; la división Miller (2 regimientos de
caballería) en el centro; como reserva, la división Lara (3 batallones), detrás
del centro.
El 8 llegó al campo el
ejército realista comandado por el general José de La Serna y se estableció en
las faldas del cerro Condorcunca, frente a la línea formada por Sucre. La
división Valdés (4 batallones) en la derecha; la división Monet (5 batallones)
en el centro; la división Villalobos (5 batallones) en el ala izquierda; la
división Ferraz (caballería) entre las divisiones Monet y Villalobos; las 14
piezas de artillería, unas con las divisiones y otras emplazadas delante de la
línea.
En la mañana del 9 de
diciembre, los realistas iniciaron el ataque, cuando la división del general
Jerónimo Valdés avanzó para desbordar el ala izquierda republicana, al tiempo que las
divisiones de los generales Antonio Monet y Alejandro González Villalobos se
adelantaban para lanzar su ataque contra el centro y derecha de Sucre, tan
pronto como Valdés cumpliese su cometido. Esta maniobra fracasó gracias al
contraataque de la reserva, en la izquierda.
La acción siguiente
de Sucre fue la orden para que Córdoba contraatacase los cuerpos de Monet y
Villalobos, los cuales aún no habían entrado al ataque.
La división del general José
María Córdoba cargó contra las unidades realistas, en proceso de
despliegue en batalla, y el resultado fue una gran desorganización en estas
unidades, seguida de la persecución que realizaron los batallones de Córdoba.
Igual suerte corrió la caballería de La Serna cuando fue acometida por la
caballería republicana.
La reserva de Sucre intervino
nuevamente, esta vez para reemplazar las unidades de Córdoba, hasta que los
realistas, imposibilitados para sostener el combate por tiempo, pidieron una
capitulación.
BATALLA DE BOMBONÁ – 7 DE ABRIL DE 1822
Acción táctica de Simón Bolívar contra
Basilio García, durante la marcha hacia Quito. El campo
donde se llevó a cabo la batalla, está situado en las estribaciones
occidentales del volcán Galeras (departamento de Nariño, Colombia). Por el Norte corre el río Azufral, por el Sur el de Cariaco y por el
Oeste el Guáitara. Paralelas al Sur del río Cariaco se hallan las alturas del
mismo nombre. El camino que pasa por la hacienda de Bomboná, al dirigirse hacia
Yacuanquer, atraviesa el río Cariaco por un pequeño puente. En horas de la
mañana del 7 de abril de 1822, el coronel Basilio García se estableció
defensivamente en las alturas de Cariaco. Su fuerza (1.055
combatientes) estaba constituida por 3 batallones de infantería (Aragón,
Cataluña y milicias de Pasto) y 2 cañones violentos. Después de un
reconocimiento del área, Bolívar comprobó que la posición contraria era
inabordable por el frente y por la izquierda, mas, por las laderas del volcán
había un sendero que podía ser utilizado, aunque con cierta dificultad. En
consecuencia ordenó que el general Manuel Valdés, con el batallón Rifles
(coronel Arturo Sandes), atacase el flanco derecho enemigo, en tanto que el
general Pedro León Torres, con 2 batallones de infantería y 2 escuadrones de
caballería, atacaría por el frente. A las 3:30 p.m. se inició el ataque. Torres
cargó contra el centro, al mismo tiempo que Valdés
se dirigía contra la derecha realista. Torres fue rechazado con grandes
pérdidas; pero en cambio, el
batallón Rifles, protegido por las sinuosidades del terreno y por la niebla,
cumplió con éxito su
cometido, al tomar las alturas de la derecha contraria, lo cual le daba
completo dominio de la posición. Con esta maniobra, los defensores fueron envueltos. La
victoria fue de Bolívar, aunque a costa de muchas bajas. Protegidos por la
oscuridad de la noche, el jefe realista y sus tropas evacuaron la posición.
BATALLA DE BOYACÁ – 7 DE AGOSTO DE 1819
Acción perteneciente a la
campaña Libertadora de Nueva Granada. Como consecuencia de su movimiento desde Bonza, Simón Bolívar había tomado posesión de la ciudad de Tunja
el 5 de agosto de 1819, interfiriendo las comunicaciones de la tercera división realista bajo el mando del coronel José María
Barreiro, quien, para recuperarlas, se desplazó por el camino principal, a
través del páramo de Cómbita, para llegar a la localidad de Motavita el día 6.
El 7, Barreiro se puso en marcha hacia la zona de Boyacá para ganar el puente
sobre el río Teatinos y seguir de allí a Santa Fe de Bogotá. Advertido de este
movimiento, Bolívar ordenó la marcha de su ejército, también hacia el puente de
Boyacá, dispuesto a tomarlo para impedir a Barreiro su desplazamiento hacia la capital granadina.
La marcha de estas 2 fuerzas originó la batalla de Boyacá. A las 2:00 p.m. de
ese día, la vanguardia realista llegaba al puente, en el momento que hacía su aparición la
descubierta de caballería patriota, la cual recibió el ataque de algunos cazadores
enemigos; el grueso realista se hallaba como a 1.000 m de su vanguardia. La
descubierta patriota neutralizó el ataque de los cazadores, los cuales se
retiraron hasta la margen opuesta del río. Entre tanto, el grueso del ejército
patriota entraba al campo de batalla; las fuerzas realistas intentaron un
movimiento por su derecha, el cual fue interceptado por el batallón Rifles y
una compañía de voluntarios británicos. Esta acción fue seguida
por el avance de los batallones Bravos de Páez y Barcelona contra el centro
realista y el de los batallones Nueva Granada y Guías que fueron a reunirse al
batallón de Cazadores para formar la izquierda republicana. La reserva quedó
constituida por las columnas de Tunja y del Socorro. Al empeñarse el combate en
todo el frente, el general José Antonio Anzoátegui cargó contra la fuerza
principal del enemigo y al producirse la ruptura, envolvió a los cuerpos
contrarios con cuya intervención fueron puestos fuera de combate. Casi
simultáneamente, el general Francisco de Paula Santander, con las operaciones del ala izquierda, forzó el paso del puente y completó la victoria.
BATALLA DE CARABOBO – 24 DE JUNIO DE 1821.
Acción bélica dada en la
sabana de Carabobo, cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821
entre el ejército realista del mariscal de campo Miguel de la Torre y el
republicano mandado por el general en jefe Simón Bolívar. La victoria lograda
por este último resultó decisiva para la liberación de Caracas y del resto del
territorio venezolano. El campo de batalla está constituido por una sabana de
unos 4 km de longitud, de este a oeste y 3 km de norte a sur. Limita por el
norte con las filas del Algarrobal y de Las Manzanas; por el este con la fila
de Las Manzanas; por el sur con el plan de Cartanal y por el oeste con la quebrada de Carabobo. Durante la
ejecución de su movimiento retrógrado desde Araure, el mariscal de campo Miguel
de la Torre se detuvo en esta sabana y distribuyó sus fuerzas en forma tal que
cubrían, por el oeste, el camino de San Carlos, y por el sur el de El Pao. La
primera línea defensiva fue confiada a la primera división (teniente coronel
Tomás García), la cual se organizó de la manera siguiente: el primer batallón
del Valencey (teniente coronel Andrés Riesco) ocupó la parte sur del camino; a
su derecha se situó el batallón ligero del Barbastro (teniente coronel Juan N.
Montero); el batallón ligero del Hostalrich (teniente coronel Francisco Illas),
en columna de marcha, detrás de los anteriores. Las 2 piezas de artillería
fueron emplazadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por
Valencey y Barbastro. La posición correspondiente a la vía de El Pao fue
ocupada por la división de Vanguardia (brigadier Francisco Tomás Morales), la
cual constituyó una avanzada de unos 100 hombres (capitán Juan Casals); a
continuación tomó posiciones el batallón ligero del Infante (teniente coronel
Simón Sicilia); e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón
ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del
Burgos (teniente coronel Joaquín Dalmar) y 4 regimientos de caballería. El Burgos
se situó cerca del camino de El Pao y la caballería, en las vegas de la
quebrada de Las Manzanas. El cuartel general quedó establecido cerca del
batallón Burgos.
El 15 de junio de 1821, el
Libertador reorganizó el ejército en 3 divisiones: la primera (general de
división José Antonio Páez) estaba formada por los batallones Bravos de Apure
(teniente coronel Francisco Torres) y Cazadores Británicos (coronel Thomas
Ilderton Ferriar) y 7 regimientos de caballería. La segunda (general de
división Manuel Cedeño), constituida por los batallones Tiradores (teniente
coronel José Rafael de las Heras), Boyacá (teniente coronel Ludwig Flegel) y
Vargas (teniente coronel Antonio Gravete) y un escuadrón de caballería. La
tercera (coronel Ambrosio Plaza) contaba con 4 batallones: Rifles (teniente
coronel Arturo Sandes), Granaderos (coronel Francisco de Paula Vélez), Vencedor
en Boyacá (coronel Juan Uslar) y Anzoátegui (coronel José M. Arguindegui) y un
regimiento de caballería. En total, 6.500 hombres. A tempranas horas del 24 de
junio, desde las alturas de Buenavista, el Libertador hizo un reconocimiento de
la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inabordable por el
frente y por el sur. En función de esta apreciación ordenó que las divisiones convirtiesen su marcha
por la izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba
descubierto; es decir, Bolívar ordenó una maniobra desbordante del ala derecha
realista, maniobra ejecutada por las divisiones Páez y Cedeño, en tanto que la
división Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición defensiva.
El movimiento de estas unidades se ejecutó con rapidez, a pesar de la
dificultad que ofrecía el terreno.
Al darse cuenta la Torre de la
maniobra de los republicanos, ordenó al Burgos que marchase al norte a ocupar
la altura hacia la cual se dirigían las divisiones de Bolívar. Al llegar el
Burgos al área indicada abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, cabeza
de la primera división, el cual, después de cruzar el riachuelo de Carabobo,
trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana.
Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que
replegarse por 2 veces consecutivas. En ese momento, la unidad que le seguía,
el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo obligó a ceder
terreno. Entraron los batallones Infante y Hostalrich en apoyo del Burgos, pero
reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores Británicos para reanudar
el ataque, auxiliado por 2 compañías del batallón Tiradores. Mediante una carga
a la bayoneta estas unidades entraron a la sabana y rechazaron al ejército
realista. Para detener el repliegue de las unidades que había empeñado, la
Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron
sostener la línea, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería
de la primera división entró por el norte de la sabana. Para hacer frente a
este nuevo ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que
cargase contra la caballería republicana, pero esta unidad se retiró después de
disparar sus carabinas. Atacados de frente por la infantería patriota y por la
derecha por la caballería, los batallones realistas optaron por la retirada.
Del batallón Burgos había perdido la mayor parte de su fuerza y duramente
castigados los otros 4 que intervinieron. Como último recurso, la Torre le
ordenó al regimiento Lanceros del Rey que atacara a la caballería contraria,
pero esta unidad no sólo desobedeció la orden sino que volvió caras ante el
ataque de los republicanos.
El primer batallón del
Valencey, que no había tomado parte activa en la batalla, al ver el giro de la
situación, inició la retirada, bajo la presión de la tercera división. Sobre la marcha se le incorporaron la Torre, su
Estado Mayor y los
restos de las unidades que habían escapado a las cargas de los patriotas. El
batallón ligero del Barbastro trató de unirse a los que se retiraban, pero fue
rendido por unidades de la segunda y tercera división. El batallón del Infante,
una parte huyó por el bosque y la otra cayó en manos de los patriotas. Al
entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz
persecución, la cual fue llevada hasta Valencia. De los 4.279 efectivos
presentes en la batalla, los realistas perdieron 2 oficiales superiores, 120
subalternos y 2.786 individuos de tropa. Las bajas de los republicanos también
fueron cuantiosas. Los restos del ejército español se
refugiaron en Puerto Cabello.
BATALLA DE JUNÍN - 6 DE AGOSTO 1824
En su marcha desde Cerro de
Pasco hacia el sur, en busca del contacto con el general José de Canterac,
Simón Bolívar llegó a Conocancha el 5 de agosto de 1824, y allí recibió la información de que Canterac se hallaba en Carhuamayo con 8 batallones, 9
escuadrones de caballería y 9 piezas de artillería; entonces ordenó una marcha
directa a Reyes, donde suponía que tocarían los realistas en su movimiento
retrógrado.
Canterac marchaba con rapidez
hacia el sur para esquivar el envolvimiento que trataba de hacerle el
Libertador, y así pudo ganar la pampa de Junín antes que el Ejército Unido. Al
llegar Bolívar a las alturas que dominan la llanura, observó que el ejército
realista seguía hacia Tarma, cuando aún la infantería patriota se hallaba
distante unas 2 leguas (8,4 km). Para retardar el movimiento de Canterac, en
espera de la infantería, Bolívar dispuso que la caballería entrase al campo a
cumplir este cometido.
Toda la caballería patriota,
bajo el mando del general Mariano Necochea, comenzó a entrar a la pampa, y
cuando se habían desplegado algunos escuadrones y los otros se disponían a
hacer lo propio, Canterac cargó de frente con 2 escuadrones que se hallaban en
batalla; y contra los flancos lanzó 4 escuadrones que estaban en columna en
ambas alas del dispositivo, en tanto que como reserva dejaba la caballería de
la derecha.
Los jinetes patriotas
recibieron la carga con sus lanzas en ristre. La ventaja inicial fue de los
realistas, quienes lograron desordenar algunas unidades patriotas; pero éstos,
repuestos de la violencia del choque,
lanzaron un regimiento contra la izquierda enemiga, con lo cual rompieron ese
flanco; al tiempo que el centro y la derecha eran sostenidos por 2 regimientos.
A los pocos minutos de
combate, la victoria se decidió por la caballería del Ejército Unido. La
caballería realista abandonó el campo en desorden y con precipitación.
BATALLA DE
PICHINCHA – 24 DE MAYO 1822
Acción táctica definitiva de
la Guerra de Independencia de Quito (Ecuador). En marcha
en busca del ejército realista, el general de brigada Antonio José de Sucre
había llegado el 17 de mayo de 1822 al valle de Chillo, distante de Quito 4
leguas (unos 17 km). Consciente de la maniobra planteada por Sucre, el mariscal
de campo Melchor Aymerich ocupó la ciudad de Quito el 16 de mayo en la noche. La
colina de Puengasi, de difícil acceso, se interponía entre el valle de Chillo y
Quito; sin embargo, Sucre la pasó, después de burlar los puestos avanzados de
Aymerich. El 21, bajó el ejército republicano al llano Turubamba y presentó
batalla a los realistas, quienes la rechazaron en virtud de que ocupaban
posiciones impenetrables.
Después de algunas maniobras,
Sucre llevó sus tropas al pueblo de Chillogallo, a unos 1.600 metros de las
posiciones contrarias. Durante la noche del 23 al 24 de mayo, Sucre marchó con
su división con la idea de ocupar el valle de Iñaquito, al norte de Quito, el
cual, además de ser el mejor terreno, se hallaba entre Pasto y Quito. Con tal
fin adelantóse el coronel José María Córdoba con 2 compañías del batallón
Magdalena. Después de atravesar un camino muy escabroso, la columna de Sucre
llegó a las 8 a.m. del día 24 a las alturas del Pichincha. Detrás había quedado
el parque, custodiado por el batallón Albión. A las 9:30 a.m., la compañía de
cazadores del batallón Paya, que se hallaba en reconocimiento, tomó contacto
con la división realista, que marchaba por la derecha de los patriotas, a
ocupar las posiciones que éstos tenían en su poder. Se inició
el combate, y poco después llegó el batallón Trujillo (coronel Andrés Santa
Cruz), seguido de 2 compañías del batallón Yaguachi. El resto de la infantería,
bajo las órdenes del general José Mires, seguía el movimiento de estas
unidades, hasta entrar en combate. Entre tanto, el coronel Córdoba marchó con
las 2 compañías del batallón Magdalena, buscando situarse a retaguardia del
enemigo; pero lo fragoso del terreno se lo impidió y tuvo que regresar.
Avanzaron los realistas, pero el batallón Paya los cargó a la bayoneta y les
hizo perder la ventaja que habían obtenido.
Trataron los realistas de
flanquear a Sucre por la izquierda con 3 compañías del batallón Aragón en
momentos en que llegaba el batallón Albión, el cual puso en derrota al primero.
Córdoba recibió la orden de relevar al batallón Paya y cargó contra el enemigo,
hasta desorganizarlo y derrotarlo. Al mediodía, Sucre había obtenido la
victoria; la explotación de ésta fue llevada a cabo por los batallones Paya,
Yaguachi y Albión, la cual fue llevada hasta la propia ciudad de Quito.
Imposibilitados los realistas para hacer frente a estas acciones, se
refugiaron en el fuerte del Panecillo, y hasta allí les hizo llegar Sucre su oferta para una
capitulación, aceptada por Aymerich y ratificada el día siguiente. Con la
victoria de Pichincha el general Sucre tomó posesión de todo el departamento y
capturó 1.100 prisioneros de tropa, 160 oficiales, 14 piezas de artillería,
1.700 fusiles y abundante material de guerra de todos los tipos. Los realistas
tuvieron 400 muertos y los patriotas 200.
BATALLA DE SANTA INÉS - 10 DE DICIEMBRE DE 1859
Librada el 10 de diciembre de
1859, la batalla de Santa Inés representa una de las acciones militares más
importantes de la Guerra Federal; en ella triunfaron los federalistas al mando
del general Ezequiel Zamora. Una vez reunidas sus fuerzas en Guanare, a
mediados de noviembre de 1859, los generales Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel
Zamora se trasladaron a Barinas, seguidos por el ejército gubernamental de
occidente, cuyo comandante, el general Pedro E. Ramos había recibido la orden
de perseguirlos y batirlos. Tras su movimiento de retroceso, los federales se
establecieron en el pueblo de Santa Inés, situado a unos 36 Km. al suroeste de
la ciudad de Barinas, en la margen derecha del río Santo Domingo. La
concentración de las fuerzas federalistas quedó concluida el 9 de diciembre.
Asimismo, el general Zamora una posición defensiva y formuló un plan que
consistía en un repliegue, ejecutado por las avanzadas, para atraer al atacante
a un área donde sería destruido mediante un contraataque. Las avanzadas, además
de canalizar la acción de los atacantes, debían causarles el mayor desgaste
posible mediante el empleo de las
fuerzas situadas en 3 líneas sucesivas; siendo la cuarta línea la posición
final y en la que el atacante recibiría la descarga del máximo poder de combate
de la fuerza de golpe, integrada por la reserva, incrementada por las fuerzas
procedentes de las líneas anteriores.
Para dar cumplimiento al
mencionado plan de ataque, el general Zamora tomó las siguientes previsiones:
en el caserío La Palma fue situada la avanzada, la cual estaba dirigida por los
coroneles Jesús Hernández y León Hernández; un poco más atrás, en una trapiche
y un caney, fue organizada la primera línea a cargo del general Ignacio Antonio
Ortiz; la segunda línea comandada por el general Rafael Pettit quedó a unos 900
m hacia atrás; la tercera línea liderada por el general Pedro Aranguren fue
formada a 800 m de la anterior, en una encrucijada; por último la cuarta línea,
a 800 m de la encrucijada, estaba constituida por el poblado; allí estaba la
reserva. De acuerdo con el plan preparado por Zamora, al presentarse el
atacante en La Palma, las tropas federalistas ofrecerían poca resistencia y se replegarían a la primera posición; la cual sería entregada al
atacante, después de alguna resistencia; entonces los defensores ocuparían la
segunda posición; de donde se replegarían a la tercera y allí harían lo mismo
que en la línea anterior; quedando los atacantes a merced de la fuerza de golpe
(reserva). El 8 de diciembre el ejército centralista pernoctó en el pueblo de
San Lorenzo, en la margen izquierda del río Santo Domingo. A la mañana
siguiente, el nivel del río bajó y las fuerzas centralistas avanzaron hacia La
Palma, por lo que las fuerzas federalistas tuvieron que abandonar su posición y
dirigirse al trapiche.
Por su parte, los atacantes
armaron campamento en La Palma; el 10, reiniciaron el ataque, produciéndose el
contacto con los defensores del trapiche (primera posición), los cuales se
replegaron después de haber causado gran cantidad de bajas al atacante.
Concluida la acción contra la primera posición, los atacantes prosiguieron sobre
la posición siguiente (segunda), la cual fue tomada tras un sangriento combate.
Luego de esto el objetivo de los
centralistas era conquistar la tercera posición, la más fuerte de las que
habían sido tomadas. Con tal finalidad, el general Ramos empeñó un combate a
fondo con apoyo de artillería, pero la posición no pudo ser tomada. Además
estaba previsto que allí la resistencia sería mayor, antes de que los atacantes
cayesen bajo la acción de las fuerzas del poblado. Por otra parte, el ataque
llevado a cabo por Ramos, a través de un intrincado atrincheramiento,
eficientemente combinado con una barrera de fuegos, degeneró en el más completo
fracaso para las fuerzas gubernamentales, las cuales tuvieron numerosas bajas.
Convencido al fin de lo infructuoso de su empresa, el general Ramos decidió ordenar la retirada, la cual se efectuó a
partir de la medianoche de ese día. Finalmente, el día 11 de diciembre al
amanecer, al advertir la ausencia de los atacantes, Zamora dispuso lo
conveniente para la realización de las reliquias del ejército centralista de
occidente.
BATALLA DE LAS QUESERAS DEL
MEDIO - 2 DE ABRIL DE 1819
Acción táctica librada el 2 de
abril de 1819 en el estado Apure, en
el marco de la Guerra de Independencia. Durante la misma Páez ordenó el célebre
"vuelvan caras", maniobra decisiva para derrotar a las fuerzas
realistas. La batalla de las Queseras del Medio se produjo una vez que luego
del combate de la Gamarra (27.3.1819), se replegó en los Potreritos Marrereños,
a la derecha del Arauca, lugar donde el jefe español Pablo Morillo decidió
atacarlo. José Antonio Páez enterado de los objetivos de Morillo,
a la cabeza de 153 jinetes cruza el río Arauca el 2 de abril de 1819 y enfila 3
columnas contra el campamento realista. Morillo ante el ataque Páez, movió su
ejército con la caballería al frente (cerca de 1000 jinetes), por lo que el
"Centauro de los llanos" emprendió la retirada en la dirección donde
Bolívar había apostado una unidad de infantería. Ante la aparente repliegue de
las fuerzas de Páez, Morillo ordenó a un escuadrón bajo el mando de Narciso
López rodear al ejército paecista.
Por su parte, Páez encomendó a
Juan José Rondón que atacase a López para hacer que éste reuniese su escuadrón
en una sola columna, al ocurrir esto, Páez ordenó volver caras y el ataque
sobre las fuerzas de Narciso López. El efecto de esta maniobra de la caballería
paecista, fue sembrar el caos y la confusión en el ejército realista. La acción
de los lanceros de Páez fue facilitada por el hecho de que los carabineros de
López echaron pie a tierra para hacer
uso de sus carabinas. Ante el ataque de las fuerzas patriotas la caballería
realista se retiró con precipitación y se echó sobre su propia infantería, la
cual no fue arrollada gracias a la decisión de Morillo de trasladarla
rápidamente a un bosque vecino, donde se refugiaron. El balance del
enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas, se calculan en 400
bajas para los primeros, contra 2 muertos y 6 heridos de los segundos.
En términos generales, la
maniobra "vuelvan caras" ejecutada por José Antonio Páez en las
Queseras del Medio, es en la terminología militar una táctica llevada a cabo
por las unidades de caballería. La misma consiste fundamentalmente en un cambio
de dirección de la retaguardia, en la que los que se retiran vuelven cara a sus
perseguidores, lo cual crea una gran confusión en los mismos. La maniobra como
tal se ejecuta mediante voz de mando o toque de trompeta; siendo la última la
más usual. A esta estrategia también se le conoce como "volver cara al enemigo".
BATALLA DE URICA – 5 De Diciembre De 1814
Acción táctica militar de la
Guerra de Independencia venezolana librada en el pueblo de Urica (Edo.
Anzoátegui), entre el general en jefe José
Félix Ribas (por los republicanos) y José
Tomás Boves (por los realistas); y que tuvo como desenlace final, la muerte de Boves.
Luego de la victoria obtenida en Los Magüeyez (9.11.1814) contra el coronel
José Francisco Bermúdez, José Tomás Boves se dirigió por Nuevo Mundo a Urica a
reunirse con su segundo, el coronel Francisco Tomás Morales, quien de Santa
Rosa había marchado hacia aquella zona. Por su parte, Bermúdez retornaba a
Maturín, donde el general en jefe José Félix Ribas dispuso la ejecución de la
ofensiva contra los realistas en Urica; operación que no se había llevado a
cabo debido a la decisión de Bermúdez de ir a Los Magüeyez contra Boves.
Para esta empresa contaba
Ribas con 2.000 hombres, al frente de quienes se hallaban José
Tadeo Monagas, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño,
Francisco Parejo y otros. Al llegar al sitio de El Areo, procedió Ribas a la
formación de 2 columnas de caballería de 180 hombres, las cuales recibieron el
nombres de Rompelíneas, con Monagas y Zaraza de comandantes. Después de
efectuar todos los preparativos para la batalla, el destacamento patriota
marchó durante la noche del 4 al 5 de diciembre, para amanecer en Urica frente
a los realistas (ya Boves se había incorporado al lugar), desplegados en 3
columnas en una gran sabana. Las hostilidades fueron iniciadas por Boves,
cuando salió con su columna a enfrentarse a la que mandaba el coronel Bermúdez,
quien pudo rechazar el ataque. Este éxito inicial de los patriotas permitió a
Ribas la colocación de sus hombres en línea de batalla y con ellos cargó contra
los realistas, quienes respondieron con intenso fuego de artillería. En este
momento, ordenó Ribas que las columnas Rompelíneas emprendieran el ataque
contra la columna derecha enemiga, lo cual fue ejecutado con éxito. Cuando
Boves advirtió que su columna había sido envuelta, salió de su centro
precipitadamente y pereció en el choque. El resto de las fuerzas realistas
(centro e izquierda), cargaron contra la línea republicana y la envolvió, y con
ello obtuvo la victoria. Las bajas fueron numerosas en ambos bandos.
LA BATALLA NAVAL DEL LAGO DE
MARACAIBO - 24 DE JULIO DE 1823
Librada el 24 de julio de 1823
resultó una acción decisiva en las campañas navales de la Independencia. En
dicha batalla se enfrentó la escuadra republicana dirigida por el general José
Prudencio Padilla, comandante del tercer departamento de Marina y de las
operaciones sobre el Zulia y la realista mandada por el capitán de navío Ángel
Laborde y Navarro, Comandante del apostadero de Puerto Cabello y segundo jefe de la armada española sobre Costa Firme. La escuadra
patriota estaba compuesta por los bergantines: Independiente, Marte, Fama,
Confianza y Gran Bolívar; las goletas: Espartana, Independencia, Manuela,
Chitty, Emprendedora, Aventina, Peacock, Antonia Manuela y Leona. En cuanto a
las fuerzas realistas las mismas estaban conformadas por el bergantín San
Carlos, los bergantines-goletas: Esperanza y Riego o Maratón; la goleta de
gavias Especuladora; las de velacho: María Salvadora, Estrella, Cora, Mariana,
Rayo, María Habanera y Zulia; las flecheras: Atrevida y Maracaibera; los
pailebotes: Guajira y Monserrat, los faluchos: Resistencia, Mercedes,
Brillante, Relámpago y Pedrito y las piraguas: Raya, Duende, Palomera,
Esperanza, Félix María, Altagracia, San Francisco y Corbeta, con un total de 49
cañones, 14 carronadas, 4 obuses, individuos de tropa y 670 de marinería,
incluidos jefes y oficiales.
Luego de haber tenido 3
encuentros parciales con la española, la escuadra republicana se apostó en el puerto
de Moporo, donde pasó la primera quincena de julio sin actividades de mayor
importancia hasta el 17 en que el comandante Labordex envió a Padilla una
intimación que éste rechazó, por lo que los días subsiguientes transcurrieron
en febril actividad bélica, en el que ambos comandantes se mantuvieron
acondicionando sus buques, concentrando provisiones y adiestrando sus
tripulaciones con miras al combate. En la tarde del 23 la escuadra realista se
dirigió a la costa occidental del lago en las inmediaciones de Capitán Chico y
fondeó entre este sitio y Bella Vista, al norte de Maracaibo, quedando en línea
de combate, pero la republicana permaneció en la vela hasta el anochecer que
fue a dar fondo en Los Puertos de Altagracia, quedando todos los buques en una
línea paralela a la costa oriental, avanzando las fuerzas sutiles hasta Punta
de Piedra. Al amanecer del 24 los comandantes de los buques republicanos fueron
llamados al bergantín Independiente, donde el general Padilla les dio las
últimas instrucciones para el combate, efectuando algunos cambios y no
satisfecho aún, a las 10:30 a.m., pasó personalmente a bordo de toda la
escuadra, con el objeto de arengar a sus dotaciones y animarlas de un modo
eficaz para que, llegado el momento de atacar a los realistas, lo hicieran con
la mayor intrepidez y entusiasmo. A las 10:40 a.m. roló el viento al noroeste y
10 minutos después se hizo la señal de prepararse a dar la vela, pero habiendo
aflojado llamándose al sur, se reservó la decisión de levar anclas hasta que se
afirmase la brisa por donde fuera favorable, pese a que todo lo invitaba a
atacar la escuadra realista que se hallaba fondeada a su frente en una línea
paralela a la costa y muy próxima a ella.
A las 2 p.m., se ordenó al
comandante de las fuerzas sutiles levar y seguir sobre las embarcaciones
realistas de su clase, en atención a que por
su menor andar debía adelantarse; a las 2: 20 p.m., hicieron la señal de dar la
vela, y minutos después la de formar la línea de frente para atacar al mismo
tiempo a todos los buques enemigos que, observando aquellos movimientos que se
acordaron. Como el bergantín Marte estaba situado a barlovento y el
Independiente, a sotavento, fueron proporcionando el andar de modo que quedase
y siguiese perfectamente bien formada la línea de batalla para lograr la
ejecución del plan que Padilla se había propuesto, sin que por esto se dejasen
de hacer las señales que fuesen
menester a cada uno de los que se desviasen de su sitio. Los buques
republicanos avanzaron con rapidez sobre la escuadra realista que se mantuvo
anclada en espera del ataque; el ala sur de la escuadra la llevaba el general
Padilla y el ala norte estaba a las órdenes del capitán del navío Nicolás Joly,
cortando la retirada hacia la bahía. A las 3:04 p.m., colocaron la señalar de
abordar al adversario dejándola izada no obstante haber sido contestada por
todos los buques, para manifestar con ello que ninguna cosa restaba por hacer.
A las 3:45 p.m., la flota realista abrió fuego sobre las escuadras patriotas,
pero la escuadra de Colombia la Grande, prosiguió avanzando sin disparar un
tiro; hasta que estando cerca rompieron los fuegos de cañón y fusilería. Al
romperse los baupreses, el bergantín Independiente, se echó sobre el San
Carlos, y se dio comienzo al abordaje, fase con la cual se decidió la victoria
para los republicanos. Como consecuencia del ataque patriota, fueron destruidos
muchos buques realistas y capturados otros. Los realistas en la más angustiosa
situación picaron los cables y trataron de escapar haciéndose a la vela; pero
fracasaron en su intento, pues sus buques mayores fueron hechos prisioneros. La
mayor parte de la tripulación del San Carlos se arrojó al agua e igual suerte corrió la de
los otros buques, excepto la del bergantín-goleta Esperanza, que fue destruida
por una explosión. En definitiva, sólo tres goletas lograron escapar y se
pusieron al abrigo del castillo San Carlos.
Terminada la jornada el
general Padilla ordenó que la escuadra diese fondo allí donde había combatido.
Poco después se dirigió a Los Puertos de Altagracia a reparar las averías de
sus naves. Por su parte, el comandante Ángel Laborde pasó al castillo, ganó
luego la barra, tocó en Puerto Cabello y con el archivo del apostadero se dirigió a Cuba. Las pérdidas de los
republicanos fueron de 8 oficiales y 36 individuos de tripulación y tropa
muertos, 14 de los primeros y 150 de los segundos heridos y un oficial contuso,
mientras que la de los realistas resultaron mayores, sin contar los 69
oficiales y 368 soldados y marineros que quedaron prisioneros. En 2 horas de
recio combate, se decidió la acción, la cual, abrió camino de las negociaciones
con el capitán general de Venezuela, quien a
concluirlas el 3 de agosto siguiente, se obligó a entregar el resto de los
buques españoles, la plaza de Maracaibo, el castillo San Carlos, el de San
Felipe en Puerto Cabello, así como todos los demás sitios que ocupaban los españoles
y el día 5 evacuó definitivamente el territorio nacional.
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